El Quechua y el Poder en el contexto del Bicentenario del Perú
Una reflexión necesaria acerca de los avances y retrocesos como sociedad en el marco de las elecciones generales y los derechos lingüísticos y culturales. Una lectura para mirarnos hacia adentro.
Luis Alberto Medina
8/26/20213 min leer


Siento mucha bronca, porque -pese a los antecedentes- todavía hay mucha gente que no ha entendido el Perú. Mucho peor cuando es el Poder Legislativo, de cuyo seno nacen las leyes, quien violenta las leyes y vulnera los derechos de los otros.
¿Qué pasó en la presentación del premier? Algunos congresistas se sintieron amenazados -nos están insultando, nos están faltando el respeto- vociferaron algunos, cuando el premier saludó en quechua.
El asunto tiene dos aristas. Por un lado, tengo información de primera fuente, se acordó que la exposición del premier sería en castellano, salvo el saludo, que iba a ser breve. Sin embargo, cuando el premier se extendió, la mesa directiva no supo cómo actuar, enloqueció y vimos el papel que vimos. Una vergüenza.
Lamentable, porque había allí un intérprete. Lo único que había que hacer es dar pase al intérprete y listo. Sin papelones. "Yo tampoco entiendo nada", vociferó la presidenta del Congreso. ¿Alguna vez se habrá preguntado cuántos ciudadanos peruanos no le entendieron a ella y llevan sin entender nada durante estos últimos 500 años? Por ejemplo, mi abuela, si viviera aún, no la hubiese entendido, porque ella era quechua monolingüe. ¿Solo importa si alguien entiende o no el castellano?
Claro que no se lo preguntó, nunca sintió la necesidad. No entendió ni entiende el Perú. Volviendo a lo nuestro, el asunto es que la mesa directiva tomó a mal que el premier se extendiera por un minuto y creyó que se extendería más. Es allí cuando pierde los papeles y exige a las malas que hable "castellano".
La otra cara de la moneda tiene que ver con esto último. La presidenta del Congreso violentando la propio Constitución. ¿En qué medida? La Constitución manda que el Estado debe garantizar los derechos lingüísticos de todos los ciudadanos en todos los espacios, y -sobre todo- en las intituciones públicas.
Para colmo de males, está aquel grupo de personas que echan el grito al cielo desde sus prejuicios y desde la ignorancia. He leído comontarios de gente supuestamente "ilustrada" con comentarios del tipo: "No debió hablar quechua, porque es innecesario", "En Lima nadie habla ni entiende quechua", "El idioma oficial del Perú es el castellano".
Y bien... A ellos hay que aclararles algunos puntos. 1) El señor Bellido, y todo ciudadano, está en su derecho constitucional de hacer uso de su lengua (el quechua en este caso), y el Estado tiene el deber de garantizar ese derecho mediante un intérprete. ¿Acaso la ley no es igual para todos?, ¿acaso la democracia existe solo para quienes hablan español?, ¿somos acaso un país monolingüe, unicultural y uninacional?, ¿vivimos aún en tiempos de Colonia? Esto último, sí, aún somos parte de una sociedad social, cultural, económica y políticamente eurocentrista.
2) En Lima y en cada rincón del país -y en el mundo- hay miles de ciudadanos quechuas. Lima es la ciudad que concentra la mayor candidad de quechuahablantes. Lo más importante: es un mensaje a la nación, no a Lima. 3) Según la Constitución, son lenguas oficiales o idiomas el castellano, el quechua, el aimara y -en los lugares donde predominen- las lenguas amazónicas.
En suma, lo de hoy fue un acto fallido. Punto para Bellido, tarjeta roja para la mesa directiva del congreso.
El día en que nuestras lenguas originarias se oigan en cada rincón del país y en instituciones como el Congreso -sin que alguien tenga que sorprenderse, sin que alguien se sospeche insultado o burlado, sin que alguien tenga que agachar la cabeza o bajar la voz para no ser escuchado por los otros- ese día habremos avanzando como país y seremos mejores ciudadanos.
Por mucho tiempo, hemos normalizado que la única lengua oficial o idioma del Perú es el castelllano. Ahora, es hora de normalizar que nuestras lenguas originarias también son lenguas oficiales o idiomas, y como tales deben resonar en cada rincón del Congreso y de toda institución pública o privada. Por eso urge dar el siguiente paso: conquistar nuestra PLURINACIONALIDAD.
Que un ministro, congresista o premier se dirija a los ciudadanos en su propia lengua, es un avance. Para las élites de siempre, es una aberración, un atrevimiento, el apocalipsis... Para nosotros, los pueblos originarios, es un avance y no hay vuelta para atrás.
Kawsachun llaqtanchikkuna!!